En abril de 2001, el ministerio belga de Sanidad pidió a un grupo de expertos un análisis sobre los riesgos de asma derivados del cloro de las piscinas. Dicho comité concluye ahora que la natación es una actividad con más beneficios que riesgos, pero recomienda evitarla en menores de un año.
Según explica el Consejo Superior de la Salud de Bélgica en una nota de prensa, los bebés menores de un año no obtienen beneficios realesde la llamada matronatación, una actividad que se puso de moda en los años sesenta para familiarizar a los bebés con el agua y mejorar su coordinación. Según el diario belga 'Le Soir', alrededor de un 15 % de los niños practica la natación en Bélgica antes de cumplir el año.
Los especialistas consideran que -dada su inmadurez pulmonar- antes de los 12 meses los bebés son más vulnerables a los microorganismos que puede haber debido a las elevadas temperaturas de las piscinas cubiertas. Unos riesgos que pueden ser especialmente destacados en bebés con problemas de piel (como la dermatitis) o de oído.
Además, sugieren que las inspecciones sanitarias en estos centros deportivos privados no son tan exhaustivas como para garantizar al cien por cien los controles del agua y el aire. Para añadir aún más argumentos en contra, recuerdan que los pequeños no adquieren plenamente sus capacidades de coordinación hasta los tres o cuatro años. Y concluyen: "los beneficios físicos y psicológicos [que ofrece la matronatación], como la relación con sus padres, también se pueden obtener mediante otras actividades, como un baño con el bebé en la bañera de casa".
"El sentido común nos dice que no pasa nada porque un niño menor de un año no vaya a la piscina, y puesto que existe al menos una sospecha de que pueden tener riesgos, lo lógico es que no vayan", coincide el doctor Manuel Sánchez-Solis, presidente de la Sociedad Española de Neumología Pediátrica.
En mayores de un año, incluso con asma
En el mismo documento, sin embargo, sí animan a que los niños acudan a las piscinas a partir del año, incluso aunque padezcan asma. "En ese grupo de edad, los beneficios (en una piscina con los adecuados controles y medidas de seguridad) superan a los posibles riesgos del cloro y sus derivados (...). No existe ninguna evidencia de que dichos centros sean fuente de asma u otras infecciones".
"De hecho, los pediatras siempre hemos recomendado a los niños con asma que hagan natación, porque es un deporte que desarrolla la capacidad pulmonar", apunta en este sentido el doctor Sánchez-Solis, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. "Y aunque se publicó un artículo sobre los riesgos de infección pulmonar por los compuestos derivados del cloro, se le han hecho muchas críticas metodológicas. Por los mismos motivos que citaba [dicho trabajo] deberíamos desaconsejar llevar a los niños a la guardería", apunta.
Los especialistas belgas sugieren una serie de recomendaciones básicas para prevenir cualquier posible riesgo entre los jóvenes nadadores. Como no llevarles a la piscina en caso de diarrea, evitar que traguen el agua,ducharles con jabón antes y después de sumergirles en el agua(una ducha extensible a los padres que se meten en el agua con los menores), lavarse las manos después de cambiarles los pañales o ir al servicio con ellos.
Y aunque recomiendan que dichas instalaciones sean estrictas respecto a las medidas de higiene, el Consejo admite que no existe una legislación clara en Bélgica al respecto y que las normas varían de unas regiones a otras.
Según el doctor Jordi Pou, miembro de la Asociación Española de Pediatría, estas recomendaciones hay que interpretarlas con sentido común. "Los papas que deseen llevar a sus hijos a una piscina pueden hacerlo siempre que el niño esté sano. Evidentemente, si surgen problemas como otitis, es lógico que lo dejen de hacer; pero no llevarlos si están sanos no debe ser una recomendación estricta", concluye Pou, jefe del departamento de Pediatría del Hospital San Joan de Deu de Barcelona.
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