lunes, 12 de marzo de 2012

Cómo superé mi alergia al huevo

María Campos ya puede comer magdalenas. | El Mundo
María Campos ya puede comer magdalenas. | El MundoComentarios 58
Hemos pasado cuatro largos meses de tratamiento, pero han merecido la pena. Mi hija, María Campos Matey, se ha portado como una auténtica campeona. Ha resistido sin rechistar los dos días por semana de hospital, las constantes reacciones de su terapia, la incertidumbre sobre si ésta funcionaría... y el temor de sus padres a que sufriera una reacción grave en casa, sin un médico al lado. Tiene nueve años y es alérgica al huevo. Cuando tenía nueve meses y lo probó por primera vez tuvo una reacción: Su piel se llenó de ronchas y comenzó a toser. Es asmática. Desde entonces no ha probado ningún alimento que contenga huevo o trazas de este alimento. Hasta hoy.
"Me encantan las magdalenas, no sabía que estuvieran tan ricas", comenta María entusiasmada. Magdalenas, filetes empanados, croquetas, tartas de cumpleaños... Ahora puede disfrutar de muchos alimentos que antes no entraban en su dieta. Todo gracias a un tratamiento: la inducción de tolerancia oral (IOT) o desensibilización que ha seguido en el Servicio de Alergia del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid.
La alergia al huevo es, junto con la de la leche, la más frecuente. Según diferentes estudios pueden llegar a afectar al 1,7% de la población, en el caso de la leche, y hasta al 7,5%, en el del huevo. Ser alérgico a estos productos implica tener que seguir dietas muy restrictivas pero, sobre todo, tener un elevado riesgo de reacciones (síntomas cutáneos, respiratorios, digestivos o anafilaxia) por su ingesta o por entrar en contacto accidental con el producto.
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A María le ha pasado. "Un día mi abuela estaba friendo filetes empanados con huevo para mis hermanas y sin querer dio la vuelta a mi carne, que se estaba haciendo en otra sartén, con el mismo tenedor que estaba usando para los rebozados... Cuando me comí el primer trozo, ya empecé a ponerme mala", relata. 
Conseguir un tratamiento para eliminar las alergias es importante, manifiesta Teresa Boyano, alergóloga infantil del Hospital La Paz de Madrid, porque los descuidos pueden ocurrir en cualquier momento. "He visto una reacción alérgica en la cara de un niño porque su madre había comido galletas y luego le había dado un beso, o porque no ha caído en que determinado alimento lleva trazas de huevo, por ejemplo, las gulas que llevan albúmina de huevo, lo mismo que las patatas fritas congeladas". 
Hace cuatro meses, María comenzó la IOT en el Hospital Clínico. Allí le esperaba la doctora Mónica Rodríguez Álvarez. "La terapia diseñada para el tratamiento de la alergia alimentaria consiste en administrar dosis crecientes del alimento, bajo supervisión médica, hasta alcanzar la tolerancia a dosis completa (un huevo completo o 200 ml en el caso de la leche), es decir, que el paciente tome el alimento sin presentar reacción. La administración se realiza de forma controlada dando dosis progresivamente crecientes en días sucesivos hasta alcanzar la tolerancia", afirma la especialista.

Paso a paso

Existen diversos protocolos para la desensibilización en varios hospitales de la capital y en el resto de España. El del Clínico se lleva a cabo de forma ambulatoria. Durante la primera semana de tratamiento acuden de lunes a jueves para recibir dosis crecientes del alimento (hasta cuatro diarias) que se administran cada 20 minutos.
"Dormía en casa de mis abuelos la noche anterior a la consulta porque me llevaban ellos y había que levantarse muy pronto. Mis padres trabajan y sólo pudieron venir conmigo unos pocos días. Cuando llegaba me tomaban la tensión y la saturación de oxígeno [oxígeno transportado por la hemoglobina en el interior de los vasos sanguíneos], también me auscultaban y, si todo estaba bien, me daban un vasito con batido de chocolate y clara de huevo. Esperaba 20 minutos para tomarme el segundo vaso, así varias veces. Luego tenían que pasar dos horas para desayunar. Mientras tanto jugábamos a la nintendo todos juntos: Andrea, Arturo, Ángela, Claudia y Miriam, también pintábamos y leíamos cuentos". A María lo que más 'rabia' le da de ser alérgica al huevo no es el miedo a una posible reacción o tener que leer todas las etiquetas de los productos, sino "no saber a qué sabe el huevo", comenta.
Una vez superada esta fase, el niño debe acudir de nuevo dos días en semana al hospital para recibir una dosis única de huevo, que va aumentando según la tolerancia. "Hubo días que sí me dio reacción.Alguna vez vomité y también me tuvieron que poner un aerosol con medicación porque soy asmática y no podía respirar, pero no me importó, sólo quería que terminara el tratamiento y poder comer todo lo que quisiera". Cuando se produce una reacción durante los aumentos de las dosis se administra medicación para controlar los síntomas.

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