miércoles, 18 de abril de 2012

Una nueva piel para los grandes quemados

Pedro Pique, junto al cirujano plástico José Luis Fernández-Cañamaque. | Antonio Heredia
Pedro Pique, junto al cirujano plástico José Luis Fernández-Cañamaque. | Antonio Heredia

  • A Pedro Piqué, de 39 años, y a su mujer María Luz Moreno se les ve muy animados y esperanzados pese a las duras circunstancias que atraviesan. El pasado 25 de febrero, durante la celebración del carnaval en Madridejos (Toledo) a Pedro le
     explotó una botella de oxígeno.
"No sé que pudo pasar, todos los años la utilizo para lanzar papillote durante la celebración que organiza la Asociación de Padres y Alumnos del colegio de mis hijos. Sé que había chicos con petardos. El caso es que estaba metido en la carroza y, de repente, una gran explosión. Me quedé, literalmente, en calzoncillos", relata.
Desde ese día hasta hace apenas tres semanas ha permanecido sedado y con analgesia en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Getafe de Madrid, a la que llegó en el helicóptero. Ahora comparte planta con otros pacientes en la Unidad de Cirugía Plástica que forma parte de la Unidad de Grandes Quemados, referente en España y donde se atienden entre 80 y 100 nuevos casos cada año.
El incidente abrasó un 43% de la superficie de su cuerpo, fundamentalmente extremidades, espalda y, un poco, en la cara. Ya ha sido intervenido en tres ocasiones y evoluciona favorablemente: basta con observar el buen estado de los injertos de sus brazos. Mientras los muestra, realiza movimientos de rehabilitación con la mano derecha, afectada también en la explosión.

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