En 1997 científicos del Instituto Roslin anunciaron el nacimiento de la oveja Dolly.
Aunque se dio a conocer popularmente en todo el mundo con la aparición de la oveja Dolly el 23 de febrero de 1997, la técnica de la transferencia nuclear tiene bastantes años más, concretamente 60. A Robert Briggs, que había trabajado en una fábrica de zapatos y que consiguió ganar dinero tocando el banjo antes de convertirse en científico, la idea de la transferencia nuclear le había llamado la atención cuando estaba estudiando el papel del núcleo y sus cromosomas en el Hospital Lankenau (Filadelfia, EEUU) en 1949. Once años antes, en 1938, otro científico alemán, Hans Spemann, ya había propuesto un experimento de este tipo, pero cuando Briggs puso en marcha sus investigaciones no conocían esos datos. Tras recibir una beca de investigación y empezar a colaborar con Thomas King, un experto en microcirugía, consiguieron clonar la 'Rana pipiens', cuyos datos publicaron en 1952.
La transferencia nuclear consiste en extraer el núcleo de un óvulo del organismo a clonar, que es donde reside el material genético, y quitar también el núcleo de una célula somática (no reproductiva) que es donde se inserta el óvulo enucleado. Lo que Briggs y Kings hicieron fue utilizar como células somáticas embriones de rana, que tienen más capacidad para desarrollar un ser completo. El paso que dio Ian Wilmut, el 'padre' de Dolly, fue emplear un método con el que podía crear clones a partir de una célula adulta (no embrionaria). En su caso, tomó células de la glándula mamaria de una oveja que fueron fusionadas, utilizando descargas eléctricas, con un óvulo sin núcleo de oveja.
A partir de entonces, han sido muchos los investigadores que se han lanzado a clonar diferentes especies de animales: ratones, ganado vacuno, cerdos, caballos... Esta carrera no ha estado exenta de obstáculos. Uno de ellos fue el escándalo generado por el fraude del investigador coreano Woo Suk Hwang, al anunciar en 2004 haber clonado un embrión humano, cuando posteriormente se comprobó que no era cierto. La otra gran traba es el dilema ético en torno a su empleo. De ahí que, cuando James Thomson y Shinya Yamanaka publicaran simultáneamente en 2007 la obtención de células similares a las embrionarias, o iPS (de potencialidad inducida), se produjera otra gran revolución. Hasta tal punto, que el propio Wilmut anunció que abandonaba la investigación con transferencia nuclear por el estudio de las iPS.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/02/23/biociencia/1330021923.html
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