- La investigación revela que adelantar el parto reduce la mortalidad perinatal
- La técnica también conlleva más ingresos de los bebés en las UCIs neonatale
- La inducción al parto voluntaria es una de las prácticas más cuestionadas en la ginecología moderna. No solo por los defensores del llamado parto natural, que abogan por no poner ningún medio para facilitar que una mujer de a luz, sino también por la propia especialidad. La polémica se basa, sobre todo, en una mala indicación de esta práctica que, se sospecha, no solo se utiliza cuando está médicamente recomendada, sino también cuando conviene por otros motivos, como fijar una fecha de nacimiento determinada, que no coincida con la ausencia del ginecólogo o del padre, por poner solo algunos ejemplos.Pero esta práctica estaba contraindicada por diversos estudios, que apuntaban a que la inducción al parto se asociaba a un mayor número de cesáreas. El último de ellos, publicado en 2010 en la revista 'Obstetrics and Gynecology', afirmaba que un 20% de las cesáreas estaba provocada por una mala indicación de la inducción al parto.Ahora, un nuevo estudio publicado en el 'British Medical Journal'contradice esta extendida creencia y afirma que la inducción al parto no se asocia a un mayor número de cesáreas. Se trata del mayor trabajo realizado hasta la fecha en este sentido, y se basa en la observación de más de un millón de mujeres, de las que 176.000 habían visto médicamente adelantado su parto, frente a 900.000 que habían dado a luz espontáneamente.Es más, el trabajo afirma que la inducción al parto reduce lamortalidad perinatal (la producida hasta la primera semana de vida del recién nacido) y no supone más complicaciones para la salud de la madre. Según el análisis del completo Registro de Morbilidad Escocés, en los partos sucedidos en la semana 40 se produjeron un 0,08% de muertes del bebé en el grupo de inducción al parto frente al 0,18% en las mujeres con parto no programado.Sin embargo, los autores observaron un incremento en la admisión en las unidades de cuidados intensivos de Neonatología, que fueron de un 8% en los bebés cuyo parto se había inducido, frente a un 7,3% en aquellos que habían nacido sin tratamiento médico.Según explica a ELMUNDO.es Sarah Stock, autora principal del estudio y especialista en medicina fetomaterna de la Universidad de Edimburgo (Escocia), el estudio publicado en 'BMJ' no implica que la práctica clínica deba dirigirse ahora a inducir el parto sistemáticamente. "Creo que la investigación ofrece información que ayudará a las mujeres y a sus médicos a decidir cuál es el mejor manejo en cada caso. Si una mujer solicita que su parto se provoque médicamente en una fecha cercana a la de término, esta práctica reduce el riesgo de que el niño nazca muerto y no parece incrementar el riesgo de cesáreas. Sin embargo, hay un pequeño incremento de las posibilidades de que el bebé tenga que ser ingresado en la UCI de Neonatología tras la inducción", resume esta experta.Stock considera que su hallazgo sí va a cambiar la percepción generalizada de los ginecólogos que, hasta la fecha, pensaba que efectivamente la inducción al parto se asociaba a un mayor riesgo de cesáreas. "El trabajo sugiere que esto no es así", apunta.Por último, la especialista advierte de que sus hallazgos no pueden ser extrapolados a todos los países, sino a aquellos que tengan un sistema de salud "equiparable al del Reino Unido y Escocia, de donde provienen los datos"
domingo, 20 de mayo de 2012
Inducir el parto no se asocia a un mayor número de cesáreas
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