'S3' durante los ensayos con el brazo robótico. | Donoghue et al. | 'Nature'
Su sonrisa ha sido la mayor de las recompensas para los investigadores. 'S3', nombre que le han dado para el ensayo a esta paciente de 58 años, demostraba así su felicidad al beber sin ayuda de nadie por primera vez desde que sufriera el ictus que la dejó paralizada y sin habla hace ya 15 años. Esta hazaña ha sido posible gracias a una interfaz cerebro-ordenador que permite controlar con la mente los movimientos de un brazo robótico.
Los resultados de este ensayo con la tecnología BrainGate aparecen esta semana en la revista 'Nature' y muestran las tareas más complejas realizadas hasta ahora gracias a una tecnología de este tipo. El sistema, que también ha probado un varón de 66 años, consiste en un chip implantado en la corteza motora del paciente que registra las señales emitidas por las neuronas para que se muevan, en este caso, el brazo y la mano.
Ese chip está conectado a un ordenador que interpreta la información y la traduce en comandos que envía al brazo robótico para que éste se mueva, reproduciendo los pensamientos del sujeto. Tras muchos años de trabajo, los responsables de este proyecto, liderado por Leigh Hochberg, catedrático de ingeniería de la Universidad de Brown (EEUU), siguen logrando avances significativos.
"Nuestro objetivo con estos estudios es desarrollar una tecnología que permita restituir la independencia y la movilidad a las personas con parálisis o amputaciones", explica Hochberg. Aún queda un largo camino para eso y ésta es sólo una de las opciones posibles.
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